Ken Loach: "Yo, Daniel Blake" (Cameo)


Texto: Txema Mañeru.

Antes de nada quiero dejar bien claro que, para mí, Ken Loach es el mejor director europeo de los últimos 30 años. Su cine social y comprometido no tiene parangón en el mundo entero y la cantidad y calidad de películas que atesora es una auténtica pasada. Yo le conocí en el año 90 con su obligatoria "Agenda Oculta" con la que ya ganó el primero de sus muchos premios en el Festival de Cannes. En esa ocasión fue el Premio del Jurado, pero también se llevó La Palma de Oro con la estupenda "El Viento Que Agita La Cebada" y la volvió a obtener en la última edición, con todo merecimiento, con esta impecable y siempre luchadora "Yo, Daniel Blake". Y esos son tan solo unos pocos de los muchos galardones que ha obtenido en su impecable trayectoria. También ha competido en los más prestigiosos premios a la mejor película europea junto a otras joyas como "Elle" (Cameo) de Paul Verhoeven, que ya pasó merecidamente por estas páginas de Orpheo.

Junto a Mike Leigh, pero para mí gusto por encima de él, forman los principales referentes del "Nuevo Realismo Británico". Así, una distribuidora como Cameo, que tanto cuida el cine europeo, también el cine independiente en general y el género documental como comprobarás si pasas por www.cameo.es, tenía que cuidar a un autor así. Hace años sacaron un Pack Ken Loach: Initial Series en el que teníamos la hasta entonces inédita, "Family Man" y las destacadas "Solo Un Beso", la ya citada "El Viento que Agita la Cebada" y otra obra cruda y dura, pero maestra como es "En Un Mundo Libre" con su gran ironía ya desde el título. Esta última por cierto, ganó el premio al Mejor Guión en Venecia. Además tenemos aquí el documental "Carry On Ken" que glosa como se merece toda su trayectoria.

Pero es que además tenemos otro Pack Ken Loach en el que se incluyen a un fantástico precio "Tierra y Libertad", sobre la Guerra Civil Española; "La Canción de Carla", que también conquistó el máximo galardón en Venecia y mi favorita, la dura e implacable "Ladybird, Ladybird" que se hizo con el máximo galardón en el Festival de Berlín. Una maravilla en la que comenzaba, allá por el 94, a denunciar las tremendas injusticias del sistema de asistencia social británico y que es extensible al de cualquier otro país, el nuestro incluido, por supuesto. La dura historia de esa luchadora mujer pone los pelos de punta la veas las veces que las veas. Y es que también los actores habituales de sus películas son perfectamente creíbles y parecen gente normal de la calle. algo que no sucedería si vieras estos papeles interpretados por estrellas de Hollywood.

Pero centrándonos ya en "Yo, Daniel Blake" tenemos que destacar también el guión de Paul Laverty, un habitual en estas lides con Loach. Hayley Squires está muy bien en papel de Rachel, pero lo de Dave Johns como Daniel, es una pasada y le ha supuesto también unos cuantos importantes y merecidos premios individuales. El drama social al que se ve abocado este trabajador cercano a la jubilación, pero que no puede trabajar por problemas cardiacos, es inverosímil y Loach lo describe con maestría y realismo. Acudiendo a su oficina de empleo por imperativo es cuando conoce a Rachel, una madre soltera con dos hijos y aquí empiezan a tener también gran importancia las relaciones humanas entre ellos, además de sus gordos problemas con la administración. De nuevo, vuelve a poner el dedo en la llaga sobre el falso estado de bienestar de Inglaterra, extensible a todo el mundo capitalista. Para ello vuelve a atacar a los, a menudo, inhumanos servicios sociales que, en muchos casos, no hacen más que perpetuar la pobreza. Algunos acusan a Loach de melodramático y lacrimógeno. Yo no lo veo así, y sí como un magnífico reflejo de la realidad que nos rodea.

En este aspecto quiero destacar también los jugosos extras con un magnífico Documental de casi 40 minutos titulado "¿Cómo hacer una película de Ken Loach?", sin desperdicio alguno. Hablan de su buen trato con los actores y de su calma absoluta al rodar. Pero lo mejor viene al final con su emotivo y disidente discurso al recibir la última Palma de Oro por este gran film.

Tenemos aún en Loach 80 años cargados de humanidad en otra más de sus películas más humanas, valga la redundancia, y a la vez desgarradora e impactante. La sensación de impotencia que tienes al verla por momentos habla mucho y bien de cómo sabe reflejar las más duras situaciones humanas.

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