Texto: Carlos Molina.
Maika Makovski inicia un nuevo tramo de gira, con parada en Bilbao el próximo miércoles (Teatro Arriaga). Una buena excusa para hablar de nuevo con esta locuaz y simpática artista acerca de cómo está yendo el tour.
¡Hola (de nuevo), Maika! Antes de nada, ¿qué valoración haces de cómo está yendo la gira hasta ahora?
¡Supera mis expectativas a todos los niveles! Musicalmente es un paso hacia delante incluso con respecto al disco, que está grabado con otra instrumentación: la cuerda y los vientos no tienen el protagonismo que tienen en el directo y las canciones no dejan de crecer y crecer. A nivel de público no podría pedir más… Somos nueve personas de gira y antes de empezarla no sabíamos si podríamos mantenerlo, aunque teníamos mucha fe. Por fortuna allá donde hemos ido la gente nos ha dado su voto de confianza, hemos podido colgar el “no quedan entradas” en muchos teatros, con la tranquilidad que te brinda cuando te arriesgas como nos hemos arriesgado. Pero sobre todo, por encima de todo, de todo, y no sé cómo decirlo sin sonar muy hippy, lo mejor es lo que ocurre durante el concierto. Una comunión preciosa entre nosotros en el escenario y con las personas que nos vienen a ver.
¿Cuál consideras que es el concierto más redondo que has ofrecido dentro de este nuevo tour?
El último, en el Palacio Valdés; un teatro casi tan bonito como el Arriaga. En Valencia el equipo de sonido dejó de funcionar, y nos sentamos al borde del escenario, sin micrófonos, a tocar… Yo, que tan fan soy de la música popular (folk) más antigua, disfruté tanto como si estuviera en un porche tocando con mi vecino para el otro vecino, y el recuerdo de esa noche me hace sonreír. El Lara, en Madrid, también… la energía rebotaba de una pared a otra y de una persona a otra con una fuerza especial.
¿Hay alguna canción del nuevo disco que tras llevarla al directo te haya atrapado de una forma especial y te resulte aún más emotiva al interpretarla sobre el escenario?
Makedonija, sin duda. La primera vez que la tocamos en directo rompí a llorar de pura emoción. No me había ocurrido nunca en un concierto, supongo que porque intento controlar ese tipo de cosas, pero fue tan fuerte que no hubo dique que lo contuviese. Es una canción que me hace revivir imágenes y experiencias muy fuertes y por las que me siento muy agradecida.
¿Qué músicos te están acompañando en la gira? ¿Cómo los definirías con una sola palabra?
Pep Mula a la batería, Pau Valls a la trompa, y el impresionante cuarteto de cuerda Brossa. Una sola palabra… caleidoscopio. Me he acordado de uno que tenía de pequeña con el que me podía pasar el día, sin entender del todo qué ocurría ahí dentro, pero con la boca abierta de la belleza final.
Nos apuntabas que durante las giras sueles leer. ¿Cuáles son los últimos libros que has devorado, o con los que estás ahora mismo?
"Rojo y Negro", de Stendhal, "Biografía del Silencio" de Pablo d'Ors, "Art & Fear" de David Bayles y Ted Orland y "Suave es la Noche" de Fitzgerald.
Y películas, ¿hay alguna que hayas disfrutado en los últimos meses?
"Frágil Equilibrio" me impactó y me alegré mucho por el Goya que les dieron, y me encantó "Hell or High Water".
Para terminar: ¿Alguna canción que escucharías todos los días de tu vida, y por qué?
Esto es muy complicado. Pero la primera que se me ha ocurrido es 'Dirty Mind' de Prince. Porque realmente en veinte años no he aborrecido ese disco ni su música, y mira que la he escuchado.
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