El Drogas: "Un Día Nada Más" (Warner)


Texto: Joseba Aizpurua.

Afirmaba tan sólo hace unas semanas Kutxi Romero "Marea" en un dominical que a quien no le guste Barricada no ama a su madre. Logradísima frase que resume perfectamente lo que Enrique Villareal es a la música de este país. En mi caso, en lo musical, no ha sido mi madre. Ese papel se lo apropiaron unos tal AC/DC con la publicación del "Back in Black" allá por el lejano año 1980. Pero al "El Drogas" sí le puedo nombrar como uno de los máximos responsables de que un servidor después de 36 años siga metido en este puto placer que resulta ser el rock. En los conciertos de este señor he bailado, bebido, besado, fumado, acariciado, y hasta he llorado de tristeza con aquella joya que fue el disco "La tierra está sorda". Sólo me ha faltado... (risas) que eso os lo dejo a vuestra imaginación, mi deber como juntaletras es aguijonear vuestra mente, pero recordad que estamos en Euskadi.

Al lío, Joseba, que así no acabamos la reseña. Lo primero que hago al caer el disco nuevo en mis manos es sonreír. Y sonrió porque mi verdadera madre, la biológica, siempre me dice que una de las cosas más importantes de la vida debe ser el tener amigos. Y viendo las colaboraciones que participan en este disco, no me cabe duda, Enrique conoce a mi madre. Interminable y maravillosa lista de amigos músicos entre los que destacan Carlos Raya ( MClan y fitipaldi) en la produccion, Fito Cabrales (Fito&Fitipaldis), Carlos Tarque (M Clan), Kutxi Romero , Luz Casal, Quique González, Rosendo, Ara Malikian, Iván Ferreiro y Leiva, Yosi Domínguez (Los Suaves), Gorka Urbizu (Berri Txarrak), Rulo (Rulo y la contrabanda), Carlos Escobedo (Sôber), Álvaro y Ovidi Tormo de Los Zigarros, Vito (Sínkope), Julieta Itoiz (La Chula Potra), Brick Paco (Benation) e Ibai (Motxila 21).

El éxito en la profesión de un músico desgraciadamente se mide en discos vendidos y en el número de reproducciones en las distintas plataformas. Pero se debería medir, a pesar de que aquí el señor ha vendido más de un millón de copias, que se dice pronto, en el aprecio, cariño y respeto que te procesen tus compañeros de profesión. Y no existiría duda entonces, "El Drogas" estaría en el top ten de la lista. Me encantaría ver ese listado y ver cómo delante de mis ojos desaparecen, la mediocridad, la arrogancia, y los cantantes de karaoke venidos a mas.

La grabación de este disco se realizó en la ciudadela de Iruña. Como confesó Enrique a este medio (amplia entrevista en Orpheo en unos días) la idea de hacer un concierto en su ciudad, venía de hace años. Dicho plan contaba con un handicap importante y casi insalvable. El color político de los responsables del ayuntamiento en aquel entonces hacia imposible disponer de un lugar público donde celebrar el acontecimiento. Incluso se barajó la idea de okupar temporalmente un lugar, tocar cuatro canciones y salir por patas. Pero no hay mal que cien años dure, y las tornas cambiaron en el consistorio pamplonés. Con Maider Beloki al frente del Área de cultura, se comenzó un diálogo para poder realizar dicho sueño. No conozco a Maider, pero seguro que se merece dos besos. Ese fue el maravilloso germen que dio lugar a una bola de nieve que rodaba y rodaba ladera abajo casi de forma incontrolable, y con un explosivo resultado, un doble CD y DVD con 19 invitados.

¿Analizar musicalmente el resultado? Ni puedo, ni deseo. Son demasiados quilates guardados en forma de canciónes, demasiada historia de este pais subida a un escenario, demasiada amplitud musical en los invitados. Los hay que más o menos son o pueden ser de tu cuerda, y los hay que no, pero es lo mismo, todo bajo las canciones de Enrique cambia. Da la sensación que el mundo de "El Drogas" no se alimenta de un solo estilo, sino que juguetea con todos llevándose de cada uno, lo que a él más le interesa. Maravillosa simbiosis que te hace viajar desde el hard-core de 'En la silla eléctrica' con Carlos Escobedo, hasta la sutileza de Quique González en 'Collar abandonado', o desde el virtuosismo de Ara Malikian a la sobriedad del maestro Rosendo.

Todo un indispensable viaje musical.

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