Un Bunbury superlativo triunfa en Bilbao


Texto: Carlos Molina. Fotos: Andoni Pérez e Isabel Arana.

La cita del Palacio Euskalduna de este viernes, 27 de junio, supuso mi décimo encuentro en directo con Enrique Bunbury, duodécimo si contamos las citas “heroicas”. Y la primera impresión tras salir por las puertas del majestuoso edificio fue la de que había contemplado, sin lugar a dudas, uno de los tres mejores bolos del maño de toda esa decena.

No será esta una crónica canción por canción de un concierto que podríamos resumir como colosal. Seguro que ya pulula por ahí, o lo hará en breve, el set-list del show bilbaíno. Sí que será un relato de sensaciones, de vivencias y del disfrute que sintieron servidor y los alrededor de 2.000 asistentes que casi, casi, llenaron el Palacio Euskalduna. Ojo, con entradas que, al contrario que en el resto de puntos de la gira española, variaban según las áreas en las que te sentaras, yendo desde los 70 euros de las primeras filas a los algo más de 30 euros de los palcos superiores.

Primera sensación. Lo que se perdió en calor (no ayuda nada escuchar un directo de este calibre sentado), se ganó en un sonido que superó de lejos el que podría haberse oído en el Pabellón de La Casilla y que, a buen seguro, será el mejor que habrá en todo el tour patrio de Palosanto. La acústica del Euskalduna es sublime, así que lo servido por lo comido. También es verdad que aunque el bolo era con butacas, casi una cuarta parte de los asistentes optaron por disfrutarlo de pie desde un primer momento. De hecho, en hits como ‘Infinito’ o ‘El Club de los Imposibles’ (arrolladora), todo el mundo terminó de pie. Alguno incluso sin camiseta. Cosas del alcohol, la conciencia o la inconsciencia.

Segunda impresión: la edad media de los asistentes superó la treintena y se acercó a los cuarenta años. ¿Significa eso que el público del zaragozano no se renueva? No diría eso, y sólo hace falta ver el gran número de jóvenes fans latinoamericanos que participan en las redes sociales de Bunbury. Más bien diría que Enrique se ha labrado una carrera única, personal y auténtica, con la que ha ganado un puñado de fieles por el que suplicarían día sí y día también muchos de los rock-star men españoles. Buena parte de culpa la tiene la calidad de sus álbunes, pero también el gran nivel de sus conciertos. Como el de ayer en Bilbao.

Tercera reflexión. ¿Puede un concierto de Bunbury alcanzar como el de ayer las dos horas y media y no sólo no sobrar ningún tema, si no que incluso se pidan cortes que se han quedado fuera, como ‘La señorita hermafrodita’? Pues sí. Vimos un Bunbury más contenido que en otras ocasiones, más cercano, si puede decirse así, que parecía estar disfrutando, y mucho, sobre el escenario. Un Enrique que no dudó en dejar terreno a unos Santos Inocentes maduros y magistrales (todos y cada uno de ellos, incluido el fichaje de última hora, Dani 'Patillas'). Un Bunbury más humano, quizás, menos “estelar”, por mucho ovni que lo trajera al escenario, y se lo llevara antes de los bises, del Euskalduna. Parece feliz, y no duda en mostrarlo. Y nosotros que nos alegramos.


Ok, vayamos ya con el análisis musical del directo en sí. Salvo un fallo en los primeros compases con las animaciones, solventado en apenas un minuto, el concierto fue rodado, y perfectamente estructurado desde el arranque de ‘Despierta’ hasta el cierre de ‘El viento a favor’. El magno espectáculo de luces e imágenes se abrazó a la perfección con cada tema (espectacular la iluminación durante ‘Los Inmortales’ o ‘El Club de los Imposibles’, por poner sólo dos ejemplos), en un show con mucho espacio para “Palosanto”, como no podía ser de otra manera. Así, con‘Destrucción Masiva’ el gentío explotó con ganas, mientras que ‘Prisioneros’ sirvió para introducir los bises. Por cierto, que el zaragozano no habrá hecho muchos amigos con esas imágenes de logos de marcas, bancos y empresas que acompañan a alguno de los cortes más críticos… por no hablar de las proyecciones con fragmentos de las manifestaciones por la dignidad que acompañaron a una sentida, y más recogida que la original, ‘Deshacer el Mundo’. Qué mejor corte de los Héroes para subrayar el componente social que impregnó, y mucho, el concierto de ayer.

Unas ampliamentes coreadas -y perfectamente enlazadas- ‘El Rescate’, ‘Los Habitantes’ y ‘Salvavidas’ se convirtieron en tres de los momentos de la noche, como ese homenaje a “Radical Sonora” a cargo de una sublime ‘Contracorriente’, toda una apisonadora. Pero hubo muchos más: La interpretación de ‘Porque las cosas cambian’, uno de los mejores cortes del Hellville de Luxe, ese gran tema, y mensaje, que es ‘El Extranjero’ o una ‘Infinito’ en la que el cantante aprovechó para bajar del escenario y recorrer la primera fila del recinto, estrechando cuantas manos pudo.

Todo ello sin olvidar unas vigorosas ‘Sí’ y ‘Lady Blue’ que pusieron el Euskalduna patas arriba y que llevaron a los bises, o la hermosa ‘Más alto que nosotros el cielo’ (no en vano, una de las joyitas de “Palosanto”). También hay que mostrar reverencia a‘El hombre delgado que no flaqueará jamás’ (precedida de una currada intro de audios e imágenes) o ‘Hay muy poca gente’ (con fragmentos del videoclip en la pantalla).

El manejo de las intensidades le salió a la perfección a Bunbury. Otro artista podría haber hecho quebrar el tempo del concierto introduciendo en el tramo final del show piezas como ‘Hay muy poca gente’ y ‘Frente a Frente’, de “Las Consecuencias”, pero no el zaragozano, todo una autoridad en el directo. No dudó en desearnos ‘Suertecita’, con Alvaro Suite sobresaliendo en la guitarra, para posteriormente, confesarse de ‘Todo el Mundo’. ‘Bujías para el dolor’ caldeó la última parte del show, mientras que ‘Sácame de aquí’ terminó por dejar sin voz a los asistentes, llevando al emotivo cierre de ‘El Viento a Favor’. No es de extrañar que el zaragozano haya decidido grabar un DVD de esta gira. Ha construido un repertorio, y un directo, que se lo merece. Como todos sus fans se merecen un regalo así. Enhorabuena, Enrique.

Comentarios

Circulos ha dicho que…
Increíble concierto!! Un dios extravagante...un cabaret ambulante en sí!!