María Rodés: "En España tendemos a admirar mucho lo que se hace fuera y a infravalorar lo de casa"


Texto: Carlos Molina.

La barcelonesa María Rodés ha compuesto el que es, desde ya, uno de los discos del año para Orpheo: “María canta copla”. Un acercamiento nada ortodoxo a uno de los géneros por antonomasia de la música española. Un álbum cargado de clásicos que María ha sabido, más que reinventar, acercar a su terreno. Un terreno muy poco recargado y aderezado por toques de otros estilos.


“María canta copla” es un proyecto arriesgado. Un desafío del que poder salir muy bien o muy mal… y tú has alcanzado el sobresaliente. Ya has declarado en alguna entrevista por ahí que no podrías explicar muy bien qué te llevó a acometer este proyecto pero, ¿podrías comentarme cuándo comenzaste a trabajar en él?

Comencé a trabajar el verano pasado. El primer paso y a la vez germen del proyecto fue la grabación de la “demo” de ‘Pena, penita, pena’. Me enamoré de la canción y fue ésta la culpable de dar luz al álbum entero. La misma “demo” forma parte del disco, me pareció bonito dejar rastro de ese primer encuentro con la copla.

Apuntabas también en un medio que ahondando en el género de la copla uno puede encontrarse letras desgarradas y espectaculares que podrían casar con cualquier otro estilo musical. Choca que mientras que en EE.UU. muchos de sus mejores músicos se han interesado por bucear en las raíces de la música americana, en España pocos artistas han dado el paso de acercarse a un género tan de este país como puede ser la copla (ahora mismo me viene a la cabeza el disco homenaje de “Tatuaje… y poco más). ¿Consideras que ese marchamo franquista que algunos encuentran aún en la copla ha “condenado” a un género del que se podría extraer mucho musicalmente?

Yo creo que en España tendemos a admirar mucho lo que se hace fuera y a infravalorar lo de casa, a lo mejor somos un poco acomplejados, no lo sé. Está claro que cuanto más aprendamos de la música de todas partes mejor, pero para forjar una personalidad también es importante mirar lo que tenemos cerca, qué somos nosotros y de dónde venimos. Por supuesto, dentro del folklore español hay canciones malas, pero también muy buenas, como sucede en casi todos los géneros. Creo que la condena de la copla tiene tanto que ver con el estigma franquista tanto como con este rechazo a lo propio y a una estética teatralizada que no está demasiado de moda en nuestros tiempos.

Una recogida ‘Tengo miedo’ abre el disco. Casi susurrando, tu voz otorga quietud al tema, hasta el coqueto estribillo, con ribetes experimentales. Qué juego dan los metales de fondo. Buena muestra de lo que nos podemos encontrar en el álbum: orquestación minimalista, coqueteos experimentales (‘El día que nací yo’ con atmósferas casi sci-fi, una ‘Flor del mal’ con estribillo onírico y algunos punteos guitarreros con reminiscencias caribeñas…). Es un álbum, además, cargado de atmósferas, alejado de barroquismo sonoro y conducido por una voz en las antípodas del derroche dramático que va unido a la copla. Desde un principio dejas claro que atraes la copla a tu terreno, y no al revés. ¿Qué sentiste más a la hora de llevar a cabo un reto así: miedo, emoción, respeto…?

Especialmente curiosidad. Quería llevar las coplas a mi terreno, pero sin que perdieran en parte su esencia sonora. Quise dejar las guitarras clásicas, castañuelas o bandurrias como representantes de su raíz folklórica y que, a la vez, convivieran con otro tipo de arreglos más modernos. Encontrar este punto de equilibrio entre los dos mundos ha sido el objetivo más difícil de alcanzar.

Los temas son temazos, grandes joyas del género de la copla. ¿Cuáles de ellos te resultaron más complicados de adaptar, y en cuáles el proceso fluyó de manera sencilla?

El proceso ha sido similar en todos ellos. Quizás los más complicados son los que tienen letras que hablan de barcos y marineros... tipo ‘Marinero de la Barca’ o ‘Tatuaje’, con ellos tenía que hacer un esfuerzo extra de arreglos para que la balanza no se decantara demasiado hacia el lado tradicional.


Como señalas, ‘Marinero de la barca’ puede ser el corte más cercano al original… y eso desde la distancia. Genial ese fragmento jotero. ‘Agua que no has de beber’ se abraza a la ranchera y al corrido, como, en parte, ‘Que nadie sepa mi sufrir’. ‘Tres puñales’, por su parte, adquiere un sonido fronterizo, enigmático, con esos efectos en los metales y teclados. ‘Manos vacías’ bebe del espíritu del chotis con un toque a lo Bunbury de la etapa del Pequeño Cabaret Ambulante. Un carrusel y un cóctel de tango y sonidos mediterráneos envuelven el tema ‘Tatuaje’, que cuenta con la colaboración de Albert Pla y un toque muy sensual, al igual que ‘Ay pena, penita, pena’ no puede desprenderse del dramatismo de la original, aunque contenido. Me ha llamado la atención que en este acercamiento a la copla hay retazos de otras músicas populares (ranchera, tango, mediterránea…). ¿Fue algo premeditado, o apareció como resultado del trabajo en las canciones?

Creo que es resultado de la propia fusión de algunas de las coplas. ‘Tatuaje’ no deja de mezclar estrofas a ritmo de vals con otras a ritmo de tango. ‘Manos vacías’ también bebe del tango y la jota de ‘Marinero de la barca’ allí estaba.... La influencia mejicana tiene que ver con mis referencias ( Lhasa de Sela o Chavela Vargas), ambas son cantantes que adoro. Por último, las distintas procedencias estilísticas de los músicos también han tenido mucho que ver: Mario Mas, Pep Pasqual Guillermo Martorell o Marià Roch poco tienen que ver entre ellos. Pensé que esta confluencia de estilos podía dar un toque personal al disco.

Un trabajo en la producción y arreglos que has llevado adelante con la ayuda de María Roch y Guillermo Martorell. ¿Ha resultado una labor más sencilla o exigente de lo que podías prever en un principio?

Más exigente. Al principio pensé que iba a ser más sencillo, y a medida que me fui metiendo en la producción me di cuenta de la complejidad del proyecto. El querer conservar en parte la sonoridad tradicional hizo que me resultara complicado a veces llevarlas a un terreno personal.

La grabación se ha hecho a lo largo de varios estudios. ¿A qué se ha debido este carácter itinerante?

Bueno, la mayor parte de la grabación se hizo en el estudio “La Fournie”. Fuera de allí solo grabé pequeños detalles de postproducción y regrabé alguna voz y guitarra.

Antes hablaba de la participación de Albert Pla en “Tatuaje”. ¿Te costó mucho convencerle para que aportara su voz a un fragmento de esta canción, y por qué en este tema y no otro?

Fue en este porque me pareció gracioso añadirle este toque de humor a la canción y también era un guiño a la teatralidad, ya que Albert bebe casi tanto del teatro como de la música. No me costó que me dijera que sí, lo que me costó fue encontrar el día para hacerlo. No grabamos a la voz hasta una semana antes de mezclar el disco.

Hasta 9 músicos te han acompañado en la grabación de esta joyita. ¿Cuántos de ellos formarán parte de tu banda en la presentación del álbum, del que únicamente conocemos dos fechas hasta ahora? Me parecería genial que tuviera una mayor vida en directo. ¿Te apetecería acercar “María canta copla” a salas, y no sólo a lugares como el Palau de la Música de Barcelona o el Teatro del Arte de Madrid?

Claro que sí, yo creo que es perfectamente adaptable a salas, aunque sin duda el teatro sea lo ideal para el formato. En directo me acompañan Guillermo Martorell (guitarra eléctrica), Arnau Figueras (bateria), Pep Pasqual (vientos, sierra y ambientes varios), Daniel Portavella (guitarra clásica) y Natán Arbó (bajo). Hay también conciertos en Valencia, Tarragona, Huesca y Lleida por ahora. ¡Esperamos que vengan más!

No me gustaría terminar esta entrevista sin preguntarte cuáles van a ser tus pasos en el futuro. ¿Tienes ya en mente un nuevo disco con material propio? Si es así, ¿puedes adelantarnos algo acerca de él?

Aún estoy componiendo, pero sí que preveo que abandonaré la acústica por un tiempo. Quiero hacer un disco más eléctrico y crudo, menos fantasía.

(Lee la crónica que nuestros amigos de El Ukelele hicieron de la actuación de María Rodés en el Teatro del Arte)

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