Lecturas veraniegas: “Los Chicos Eléctricos, de Fernando Pardo



Texto: Carlos Molina.

“Los Chicos Eléctricos” (Editorial Chelsea), de Fernando Pardo (Sex Museum, Los Coronas, Corizonas) es una de nuestras “lecturas veraniegas”. Un libro flipante, en resumen muy resumido. Repleto de humor, perfectamente redactado y con multitud de sentencias y razonamientos a cargo de uno de los músicos más excelsos que ha dado nuestro país en mucho tiempo. La entrevista no deja de ser igual de interesante, como no podía ser de otra forma estando Fernando de por medio. Con ustedes… “el chico eléctrico”, Fernando Pardo.

Empecemos por el principio. ¿Cuándo se pone en contacto contigo Alex “Cooper”, a la sazón responsable de la Editorial Chelsea, y cómo te explica la idea de esta colección?


Alex me llamó en septiembre del año pasado, había tenido un accidente con la moto y como buen “culo inquieto” que es, aprovechó su convalecencia para desarrollar la idea de una colección de libros que intentara reflejar la personalidad de músicos cercanos o afines a él. Me explicó que quería un libro corto, hecho a base de extractos de artículos o entrevistas a modo de collage, jugando con los temas y el sentido temporal como en una película de Truffaut, pero que a la vez fuera capaz de reflejar la personalidad de cada uno.

¿Le diste muchas vueltas al hecho de participar o no, o te animaste a hacerlo desde un primer momento?

Me animé inmediatamente porque conocía a Alex y sabía que si él hacía algo así, lo haría bien. Además pensé que iba a ser relativamente sencillo porque no necesitaba escribir nada nuevo, no hacía falta más que recopilar artículos o entrevistas.

¿Cuánto tiempo has dedicado a “rescatar” todos los textos que acompañan a esta obra?

Al final tardé mucho más de lo que había pensado. Al ponerme a revisar todo lo que tenía por ahí desparramado me entró vértigo. Llevaba más de 20 años respondiendo entrevistas o escribiendo artículos ocasionalmente sobre los temas más variados para publicaciones que muchas veces no tenían nada que ver con la música, y cuando empecé a juntarlo y seleccionarlo todo vi claro que me iba a costar mucho más de lo que pensaba.

Tuve que desechar un montón de material, sobre todo el más antiguo, por lo complicado que me resultaba transcribirlo. En los cinco meses que nos dimos de plazo para tener el libro grabé un disco con los Coronas en Tucson, Arizona, produje el ultimo disco de Tokyo Sex Destruction en un pueblo de Girona, estuve tocando cada fin de semana con alguno de los tres grupos -Coronas, Corizonas y Sex Museum - y nos hicimos una gira de un mes por Australia con Los Coronas. Llegué a juntar unas 500 páginas y la idea era no pasar las 80, así que pasé un montón de tiempo recortando y resumiendo en los aviones, trenes, furgoneta… Durante esa temporada de gran actividad estuve un poco más ausente de lo que me hubiera gustado de la vida cotidiana de los grupos con los que toco.

Me ha parecido un libro tan ameno como divertido en muchos de sus pasajes. Una lectura más que necesaria para cualquier amante de la música. ¿Qué sentiste tras tener por primera vez en tus manos procedente de la imprenta “Los Chicos Eléctricos”?

La edición me pareció acojonante y tras echarle el primer vistazo me quedó claro de que todo el trabajo y el estrés habían valido la pena. Sabía por los otros libros de la editorial Chelsea de Alex de la calidad y el buen enfoque que tenían, pero aún así me sorprendió muy positivamente.

También se trata de un libro en el que hay momentos de una gran “desnudez” (tus referencias a tu padre o tu pasión “colchonera”, por ejemplo). Me comentaba Alex que mucha gente señalaba que su libro era en el que menos se exponía el autor, al contrario que en tu obra o en la de Joaquín Felipe. ¿Ha habido algún apartado del libro que te haya dado algo de pudor, entre comillas, mostrar, o en este ejercicio de desnudez literaria no has tenido reparo alguno?
Soy una especie de “exhibicionista emocional” y lo que me callo tiene más que ver con respetar a la otra persona que por pretender ocultarlo por pudor o vergüenza, por ese lado no ha habido problema. Hubo algún apartado, sobre todo los que tenían que ver con la violencia en mi barrio de pequeño y luego en los tiempos mods o los temas relacionados con las drogas, que acabé quitando porque me parecieron un poco sórdidos y no venía a cuento extenderse con ellos. Fue lo último que quité y cuando lo hice todo en el libro tomó una cohesión y un sentido mayor. Al final, revisar tanta entrevista y tanta opinión me ha servido como una especie de terapia personal que me ha hecho cambiar puntos de vista y replantearme algunas actitudes personales.

¿Qué es lo que te han parecido los libros de tus compañeros de colección y qué es lo que más valoras de cada uno de ellos?

Me han gustado mucho, cada uno me ha mostrado cosas del carácter tanto de Alex como de Felipe que no conocía y me han parecido entretenidos y muy amenos. Además creo que los tres libros están muy conectados entre sí y que se complementan muy bien para dar una visión global de un tiempo y una escena musical y cultural que los tres hemos compartido y vivido, cada uno cerca del otro pero desde puntos de vista y lugares diferentes.

Ya vamos conociendo a algunos de los músicos (Fran Nixon, Xoel López y Sergio Vinadé) que continuarán dando vida a la colección de “Mis Documentos”. ¿Qué otros compañeros de escena musical te gustaría que protagonizaran futuros lanzamientos de “Mis Documentos”?

Por decir unos cuantos te diría que Javier Corcobado, Javier Colis, Ajo, Manolo Uvi y Jorge Muñoz-Cobo de Doctor Explosion, por ejemplo. No sé si entrarían dentro del concepto para la colección, pero me parece gente con cosas muy interesantes que decir y con gusto devoraría sus libros.

Por cierto, que este libro me ha dejado con muchas ganas de que puedas meterle mano a esa obra “inconclusa” de la que hablas a lo largo de muchos pasajes del libro referida al nacimiento y consolidación de Sex Museum. ¿Existe la posibilidad de que te pongas a ello y lo finalices?

Es complicado, he hecho varios intentos y no acabo de encontrar el enfoque adecuado. Mi punto de vista es demasiado personal y espartano en ocasiones, y sería injusto simplificar la historia de un grupo que ha tenido tantos cambios, porque nunca me ha resultado fácil hacerme entender en los grupos en los que he tocado y porque mi máxima vital coincide con la de Carl Sandburg de “soy un idealista, no sé dónde voy pero sé que voy por el camino -correcto-”.

Hasta hace poco no he empezado a tener una visión diferente y con perspectiva de todo lo que ha pasado desde el 85, cuando empezamos. Al principio yo quería conseguir algo tan político como musical, quería que fuéramos un comando de guerrilla urbana que utilizaba el r’n’r como medio de expresión. Sin casarnos con nadie ni hacer ningún tipo de concesión jamás. El compromiso era más importante que las influencias, no quería éxito ni trascendencia, buscaba más dar por culo y revolverlo todo sin saber realmente cual era el objetivo final. Y en medio de esa cruzada personal de la que participaban también Marta, mi mujer, y Miguel, mi hermano, se vieron atrapados un puñado de músicos que lo único que pretendían era desarrollarse y ganarse la vida por medio de la música y a los que di por saco, uno tras otro, durante años. Un libro sobre de Sex Museum sería algo fragmentado o incompleto sin las opiniones y los puntos de vista de todos.

¿Qué nos puedes adelantar acerca de tu futuro creativo más inmediato?

Lo de siempre, tocar, girar a saco, sacar más discos y seguir escribiendo en cualquier sitio, para cualquier medio y de cualquier manera para ir dándole forma lentamente a mi propio “Masa y Poder” de Canetti. Y así tratar de ser capaz de crear una obra de antropología social contracultural y bastarda, enfocada desde el punto de vista de un rocker de barrio tan idealista como inconformista. Joder, casi nada…

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