Manel: “Solo aspiramos a seguir disfrutando de lo que hacemos”


Texto: Carlos Molina.

De vez en cuando se suceden en nuestro país algunos fenómenos musicales. Grupos que, desde muy abajo, terminan pegando muy fuerte. Ultimamente ha sucedido con propuestas como las de Vetusta Morla, Love of Lesbian o el grupo que nos ocupa, Manel. Los catalanes prosiguen una carrera repleta de auténticas joyitas con “Atletes, baixin de l’escenari”. Hablamos largo y tendido de este tercer largo y la trayectoria del grupo con un más que amable Roger Padilla, voz, guitarra, banjo, melódica, mandola, ukelele y programaciones MIDI -ahí es nada-.

Si os parece, hagamos un recorrido por lo que ha sido la trayectoria discográfica de Manel antes de este “Atletes, baixin de l’escenari”. Trayectoria que comenzó hace un lustro con “Els Millors Professors Europeus”. Preciosa era la apertura de “En la que el Bernat se't trova”, donde ya se percibía la mezcolanza de pop y folk que atesora ese trabajo. Otras joyitas son la trovadora “Avís per navegants”, la cautivadora “Ai, Dolors”, el recoveco a lo song-writer de “Pla quinquenal”, las recogidas “Roma” y “Captatio benevolentiae” o ese pseudo vals que es “Els guapos son els raros”. En resumen, que no era difícil encontrar un buen número de hits en ese debut. ¿Cómo recordáis aquel “pistoletazo de salida” discográfico?


Bueno, ¡muchas gracias! Cuando salió el primer disco teníamos un año de vida como grupo. Habíamos colgado cuatro temas en myspace, participado en un concurso de maquetas, hecho algunos conciertos y ya habíamos flipado con que viniera a vernos gente que no eran ni amigos ni familiares sin tener un álbum publicado. Como es normal, una maqueta, un primer disco, lo sacas sin muchas expectativas, casi lo haces para ti solo, en este caso para nosotros cuatro. Sin plantearnos demasiado hacia dónde íbamos.

Y ya cuando salió, el solo hecho de tenerlo físicamente, verlo en alguna tienda de discos, escucharlo en la radio, ya era la hostia. Aunque evidentemente estábamos contentos con lo que habíamos hecho y teníamos ganas de que la gente lo escuchara.

Poco a poco fueron saliendo más conciertos, la gente venía, el disco fue funcionando… Todo fue bastante progresivo y tranquilito.

Una reválida siempre es difícil, pero superasteis el envite con gran éxito en “10 Milles per Veure una Bona Armadura” (2011). ¿Cuáles fueron vuestras sensaciones a la hora de comenzar la composición de los cortes de ese trabajo? ¿Qué sentisteis cuando comenzasteis a comprobar el calado mediático del disco y su ascenso en las listas de ventas?

El chip era el mismo que cuando empezamos a trabajar en el primero: hacer canciones que nos gustaran. Supongo que es una obviedad, pero vaya, es lo que intentamos seguir haciendo, vamos poco más allá a nivel de objetivos.

Evidentemente, en ese caso ya teníamos cierta conciencia de que habría gente que nos escucharía, el primer disco había funcionado bien, ya no éramos un grupo nuevo y eso hace que la gente a la que le gustó tu primer álbum se interese por el segundo. Pero eso no cambia nada a la hora de pensar y hacer canciones, te olvidas de eso rápidamente. Supongo que es aplicable a cada vez que te enfrentas a preparar un disco nuevo, tenemos un poco la sensación de empezar de cero, de que lo que has hecho no tiene porqué cubrirte las espaldas.

Un trabajo con también un buen número de joyitas: esa luminosa “Benvolgut”, la bellas “La cançó del soldadet” y “Criticarem les noves modes de pentinats”, la etérea “Boomerang”, la sosegada “La Bola de Cristall”, la mágica “Aniversari”… ¿Qué canciones de esos dos primeros trabajos consideráis imprescindibles en vuestro repertorio para el directo?

Hay algunas que sí que tenemos claro que funcionan bastante bien en directo y que son divertidas como Al mar!, Benvolgut, Boomerang... pero todavía seguimos trabajando en el repertorio. Una de las cosas que más nos molan de tener tres discos es poder jugar mucho más con el repertorio y no hacerlo tan monótono como al principio, cuando solo teníamos doce canciones.

Ahora te digo estas pero a lo mejor en un mes son otras, y eso es lo bueno. Al principio íbamos más apurados y difícilmente llegábamos a hacer conciertos de una duración decente.


Más allá de ese éxito de ventas, lo importante a mi juicio de ese trabajo es que constató que la calidad demostrada en el primer álbum no sólo no había sido flor de un día, sino que encima había ido in crescendo en este segundo disco. ¿Cómo asimila un grupo tantos parabienes y piropos sin terminar de creérselo?

¡De momento tus piropos son muy agradables de asimilar! Siempre nos hemos preocupado y centrado en lo que podemos controlar, que son nuestras canciones, nuestra manera de trabajar, de relacionarnos los cuatro, construir los conciertos… Más allá de eso poco puedes hacer. Los piropos, las críticas, que venga gente a los conciertos, son cosas que se nos escapan. Por supuesto que cuando haces canciones esperas que le gusten a alguien, y cuando viene gente a los conciertos, canta tus canciones, te dicen cosas bonitas, lo hace todo más fácil, pero cuando damos algo por cerrado y decidimos publicarlo es que ya ha pasado por el filtro y la crítica de nosotros cuatro, que muchas veces es mucho más dura que cualquier otra.

Presión, de todos modos, que no se habría notado en la composición y grabación de este nuevo largo. Quizás en parte por haber trabajado en el estudio de Arnau (Can Sons). La gira del segundo trabajo fue bastante extensa. ¿Cuánto tiempo trabajasteis en los temas antes de entrar a registrarlos?

La primavera pasada, después del último concierto, empezamos a pensar que teníamos que empezar a pensar en hacer canciones. Habíamos estado un año tocando y poco a poco nos fuimos poniendo en ese chip. En verano teníamos algunas cosas con cierta forma, pero el grueso del trabajo creo que fue entre otoño e invierno pasados. Todo va más relajadito hasta que te pones una fecha de entrada en el estudio y ves que acerca. El día de la entrega. Y claro, ya en el estudio salieron nuevas ideas y alguna canción la terminamos durante la grabación.

Curioso. Mientras algunos han hablado de ruptura en “Atletes, baixin de l’escenari” con respecto a vuestros anteriores trabajos, otros han calificado este tercer álbum de continuista. En fin, cosas de la subjetividad. Vosotros apostáis por el término evolución, como es mi caso. Lo digo porque etiquetar toda vuestra producción sonora con el apelativo de folk-pop sería injusto, habiendo ya en vuestros dos discos anteriores cortes como “Boomerang” que podrían haber formado parte de “Atletes, baixin de l’escenari”. Sí que se amplían los pasajes sonoros con la incorporación de posos electrónicos, como se vislumbra ya en “Ai, Yoko” y sobre todo en el single “Teresa Rampell”, mientras que, por el contrario, se “reduce” el número de instrumentos. Las guitarras juegan con efectos en la "Vés bruixot!", alcanzando momentos intensos y épicos. Pegará fuerte en directo, como “Quin dia feia, amics”. ¡Preciosa, qué guitarras y juegos vocales al final! O el bailable cierre con la enérgica “Un directiu em va acomiadar”. “Ja era fort” también tiene una gran importancia de las guitarras, pero en este caso más lánguidas y sobrecogedoras, y “Banda de Rock” apuesta por un elevado intimismo. Atractivas son “Deixar-te un día” y la desbordante “Fes-me petons”, mientras que “Mort d’un heroi romàntic” se presenta acurrucada y minimalista en gran parte de su desarrollo, tan misteriosa como bella. Minimalista también, con atmósfera intimista y onírica, es esa joyita llamada “Imagina’t un nen”. “A veure qué en fem” atrapa desde un primer momento, convirtiéndose en uno de los cortes del disco para servidor, que escucha ecos, lejanos, pero presentes, beatlerianos. Las críticas están siendo de lo más elogiosas. Imagino que vuestra satisfacción será enorme.

Pues claro que estamos muy contentos. Pero como te dije antes, una vez damos por cerrado algo, lo que viene después se te escapa y no las muchas vueltas. Entregamos el disco a fábrica y ya casi inmediatamente nuestra principal preocupación es trabajar para que nuestros conciertos sean entretenidos y que las canciones que a lo mejor han gustado en el disco puedan seguir siendo disfrutadas en directo. ¡En eso estamos!

Si no me equivoco, habéis superado -casi todos- la treintena. Hilando con el tema “Banda de rock”, ¿miráis a largo plazo en ocasiones, soñando, por ejemplo, con cumplir los 40 y seguir como banda, o sois más de centraros en el presente intentando llevar bien esta gira sin preguntaros cuándo poneros a preparar nuevos temas, cuándo podría ser el siguiente disco, etc?

Nunca hemos trabajado a largo plazo. Siempre nos hemos movido casi a golpe de capricho. Empezamos haciendo cuatro canciones para una maqueta, luego hicimos unas cuantas más y publicamos un disco, luego las queríamos enseñar en directo. Creo que este proceso se ha repetido en los tres discos: canción a canción, disco, directos… Ahora vienen los conciertos y tenemos muchas ganas. Dentro de unos meses a lo mejor tenemos ganas de volver al estudio, pero de momento queda lejos.

Creo que ninguno de los cuatro aspiramos a nada más allá de seguir disfrutando con esto que hacemos. Cuando eso deje de ocurrir el resto dejará de tener sentido. Dejaremos de hacer canciones y de existir como banda. Somos muy conscientes de que esto no durará para siempre, pero a la vez no nos preocupa. De momento, cuánto más dure mejor.

Hay grupos dirigidos a un público concreto y otros que llegan a varias generaciones, como es vuestro caso. ¿Consideráis que ese puede ser uno de vuestros mayores logros como banda?

Es algo muy bonito que ya vimos desde los primeros conciertos. Niños, abuelos, gente de nuestra edad, de la de nuestros padres, animales, atentos a nuestras canciones. Con los dos primeros discos ha sido así. De momento llevamos pocos conciertos de esta nueva gira, así que todavía es pronto para decir si ocurrirá lo mismo con las nuevas canciones.

Habéis tenido vuestra primera gran piedra de toque en directo con este disco en el Primavera Sound. ¿Cómo fue el concierto?

La verdad es que nos lo pasamos muy bien. Era el primer concierto que hacíamos y el contexto de festival tiene el riesgo de tener al público un poco más disperso, pero la verdad es que fue muy bien. Salimos medio nerviosos, excitados, pero a medida que avanzaba la cosa fuimos disfrutando con las canciones y con volver a estar en un escenario los cuatro juntos. Hacía más de un año del último concierto y ya apetecía.

Comentarios