Rufus T. Firefly: “Poco a poco, vamos encontrando nuestro sitio”


Por Carlos Molina.

Un disco de enigmático nombre, Ø , ha ascendido hasta lo más destacado del 2012 en nuestro país. Se trata del segundo largo de los madrileños Rufus T. Firefly (foto: Iris Banegas), un trabajo “largo, denso y a veces complicado, aunque hemos intentado que fuera accesible” y que con sus estudiadas atmósferas y vaivenes atrapa de qué modo. Hablamos con Víctor Cabezuelo, guitarra y voz, de este segundo disco, así como de la génesis y la historia del combo.

Antes de nada, me quito el sombrero ante vuestro nuevo disco. Si una reválida es ya de por sí difícil, vosotros la habéis superado con sobresaliente alto. Para los que os hemos conocido con este Ø, ¿qué podéis contarnos de vuestro debut, el autoproducido My Synthetic Heart (2009), y del más reciente EP, La historia secreta de nuestra obsolescencia programada (2011)?


Muchísimas gracias. Lo cierto es que escuchando nuestro último disco y el primero que hicimos es fácil ver una evidente evolución, aunque para mí My Synthetic Heart es un poco la semilla de lo que tenemos ahora. Hemos aprendido mucho e introducido nuevos sonidos y maneras de enfocar las canciones, pero en el fondo, la esencia de ambos trabajos es la misma.

Cuando escucho nuestro primer disco veo mucha inocencia, pero también mucha sinceridad, que para nosotros es el punto fundamental a la hora de hacer música.

En cuanto al EP, hay que decir que ha sido un punto de inflexión muy importante para poder llegar hasta dónde hemos llegado. Supuso el paso del inglés a nuestra lengua, algo que no es nada fácil. Fue todo un reto. Y, sobre todo, conocimos a Manuel Cabezalí, cuyo papel es más que fundamental en este proyecto.

Del mismo modo, ¿cuándo nace Rufus T. Firefly, y qué experiencia musical teníais previa a este proyecto?

El grupo surgió hace unos 6 años. Yo tocaba en una banda que se llamaba Apnea, también de Aranjuez, y a veces, después de los ensayos, Julia y yo nos quedábamos para grabar alguna canción o practicar un poco. Un día, Julia se sentó en la batería y la verdad es que no se le daba nada mal. Yo en Apnea tocaba el piano, así que para variar me colgué una guitarra. Supongo que entonces empezó todo. Charly es amigo mío de toda la vida y en aquel momento yo sabía de sobra que la idea de tocar en un grupo le llamaba bastante la atención, y a Sara, también amiga, se la encontró un día Julia por la calle y le dijo que estaba empezando a tocar el bajo. Así de fácil. A veces pienso que el grupo ya estaba hecho antes de que nosotros hubiéramos pensado en ello. En este último disco hemos tenido la suerte de poder incorporar a Alberto, musicazo y también amigo de toda la vida, que parece que definitivamente ha cerrado el círculo.

¿Cuándo comenzasteis a preparar este segundo álbum, y cómo contactastéis con Manuel Cabezalí (Havalina, ver entrevista aquí) para que se hiciera cargo de la producción?

Como dije antes, pensamos en Manuel para “La historia secreta de nuestra obsolescencia programada”. Cuando estábamos buscando productor para este trabajo escuché “Las hojas secas”, y pensé que era uno de los mejores discos en castellano que había oído nunca. Me dije: “¡Yo quiero que nuestras guitarras suenen así!”. Llevé el álbum al local y a todos les encantó.

Conocía a Manuel de coincidir en algún concierto con él y siempre lo he admirado como músico. Luego, trabajando con él, he podido ver que como productor es todavía mejor. Creo que llamarle para que produjera nuestro EP fue la mejor decisión que hemos tomado como banda en todos estos años.

¿Qué es lo que pensáis que ha aportado al sonido final del disco?

Manuel le ha dado, sobre todo, contundencia y solidez a nuestro sonido. Siempre hemos sido un grupo que prueba muchas cosas, con muchos cambios de ritmo, intensidades… y él ha conseguido acentuarlo. Siempre nos dice: “Si hacemos algo, vamos hacerlo hasta el final”, es decir, si queremos caña, que asuste, y si queremos paz, que sea lo más dulce que podamos hacer. En ese sentido, me quito el sombrero. Ha hecho un esfuerzo enorme para tratar de entender y organizar todo lo que teníamos en la cabeza y poder plasmarlo en el disco, y también nos ha dado numerosas sugerencias que han encauzado las canciones siempre a mejor.

Solo tenemos palabras de agradecimiento hacia Manuel, es la única persona que ha conseguido que realmente podamos creer en nosotros mismos.

Un disco que, en principio, podría parecer “duro”, pero que entra a la perfección por sus estudiadas, cuidadas y eclécticas atmósferas, que abrazan pasajes sosegados para terminar desnudándose en furiosos compases. De este modo, los ecos evocadores del primer corte, "Otras Vidas", con sus hipnóticos primeros acordes, y voces lejanas, terminan confluyendo en tramos de enérgica intensidad. Otro tanto sucede con el cierre de "La gran mentira" onírica... ¡y con un desenlace brutal! Destellos oníricos que se mantienen en la vibrante "Test de Voight/Kampff". Me fascina la belleza de "Somos el enémigo". "Ya de niños odiaban la música", por su parte, se desmelena como acelerado rock´n´roll y "Asa nisi masa" es un tema hasta bailón. 11 pedazo de cortes de letras evocadoras (estrellas que caen, corazones que escupen sulfuro, fantasmas…) y reminiscencias, dicen, de bandas como Radiohead, The Cure, Smashing Punpkins… Imagino que os sentiréis más que satisfechos por el trabajo que os ha salido.

Somos conscientes de que no hemos hecho un disco para todos los públicos. Es largo, denso y a veces complicado. Pero hemos intentado hacerlo accesible. Para nosotros es fundamental notar que estamos haciendo la música que sentimos y queremos hacer, y no la que está de moda o se espera de nosotros, pero en cualquier caso no queremos perder la objetividad. La música es un ejercicio de transmisión y tampoco puedes hacer un disco totalmente introspectivo porque no llegará a nadie más que a ti mismo.

Estamos muy contentos, hemos conseguido hacer exactamente el álbum que queríamos. No podemos ponerle ningún pero. Refleja perfectamente lo que somos en este momento de nuestra vida y eso es muy importante es nosotros. Además, parece que le está gustando a todo el mundo. ¿Qué más se puede pedir?

Sobre todo, estamos contentos porque poco a poco vamos encontrando nuestro sitio. Hay gente que está empezando a decir que un grupo “suena muy a Rufus”, y eso nos emociona mucho.

Las primeras críticas, entre las que me incluyo, os están recibiendo entre lo más interesante del indie nacional de este año…

No estamos muy seguros de lo que significa hacer indie hoy en día. La mayoría de los grupos de bandera “indie” de este país nos dan bastante pereza. Muchos de ellos se están apuntando al tirón que este género está teniendo, y algunos incluso apoyados por multinacionales, lo cual no tiene ningún sentido. Por eso, aunque siempre hemos pensado que hacíamos música indie, ahora preferimos mantenernos un poco al margen de todo eso. Nos gustaría presentarnos como un grupo que escucha todo tipo de música y que hace lo que siente, sin estar cerrado ni condicionado a ningún estilo musical.
En cualquier caso, si alguien tiene la imperiosa necesidad de encasillarnos, preferimos que utilicen la palabra “rock” antes que cualquier otra.

Un trabajo editado a través de vuestro propio sello, “LagoNaranjaRecords”, y financiado gracias a Crowdfounding. ¿Cómo ha ido la experiencia con esta herramienta?

La verdad es que no hemos tenido demasiadas opciones. O lo hacíamos así o no hubiéramos podido hacerlo de ninguna manera. Hacer un disco que tenga un mínimo de calidad es muy caro. La mayoría de nosotros en este momento estamos dedicados plenamente a la música. Eso hace que estemos creciendo bastante musicalmente hablando, pero también que nuestros ingresos sean prácticamente inexistentes. En cualquier caso, solo podemos hablar bien de la experiencia. Hemos tenido una gran acogida con el Crowdfounding y nos han enviado infinidad de mensajes de apoyo durante el proceso de creación de este disco. Nos sentimos muy agradecidos y esperamos haber estado con este disco a la altura de la generosidad de la gente.

Comentarios