Julio de la Rosa: "Mis canciones hablan de una vida cotidiana en la que el amor, de un modo u otro, siempre está presente"

“La Herida Universal” (Ernie Records-King of Patio) acaba de recibir hace escasos días el galardón del público en los Premios de la Música Independiente 2011. Una maravillosa excusa para rememorar junto al artista andaluz la creación y matices de este álbum, así como para estudiar, de su propia voz, lo que ha sido hasta ahora su carrera musical, tanto junto a El Hombre Burbuja como en solitario.

¿Qué recuerdas de la composición de las canciones que forman parte de este “La Herida Universal”?
Yo acababa de ser abducido por unos extraterrestres y cuando quise darme cuenta tenía el disco entero cocinado en mi cabeza. Así que las cosas igual funcionan de un modo parecido en Marte. Escupir las frases fue un proceso más fácil de lo que hubiera imaginado.

El disco cuenta con la nada despreciable cifra de 16 cortes. ¿Entraron todos los que compusiste, o dejaste alguno fuera antes de entrar al estudio?
Siempre hay temas que se quedan en el disco duro, pero esta vez más. Decidí dejar fuera aquellas canciones que versaban sobre temas relacionados con las enfermedades de la piel u otras patologías virulentas por miedo a dejar relucir demasiado de mi psique. Y fueron demasiadas en este disco, llegué a tener unas treinta y tantas canciones, no todas terminadas.

“La Herida Universal” supone tu primer trabajo con Ernie Records (en colaboración con King of Patio). ¿Qué es lo que te motivó a formar parte de este sello que, dicho sea de paso, reúne a gran parte de lo más granado del pop-rock nacional (Niños Mutantes, Nadadora, Jugoplastika)?
Son unos niños muy apañaos y eficientes en su trabajo. Me siento muy contento y formamos un buen equipo. Le había perdido el sentido lúdico a esto de hacer mi propios discos y veía que con ellos y King Of patio podía recuperarlo.

¿Qué diferencias y similitudes encuentras entre este “La Herida Universal” y tu álbum anterior, “El Espectador”?
El entorno espacio-temporal. El anterior lo hice en Barcelona hará tres años, éste en Madrid durante hace ya más de dos años. “El Espectador” fue la bisagra que me ha permitido hacer “La Herida Universal”, nada más.

El álbum arranca de forma lánguida con Uno, para posteriormente animarse con temazos como Tan Amigos o una de las joyitas del LP para mí, Las Camareras, mostrando un lado descarnado en Entresemana. Esta combinación de pasajes intimistas y crudos con otros enérgicos se repite a lo largo del álbum, con el amor/desamor como uno de los ejes sobre los que se centran las cercanas, cotidianas, nocturnas y trabajadas letras. ¿Qué has querido expresar, y esconder, tras “La Herida Universal”?
Como dijo Allen Ginsberg: "The weight of the world is love. Under the burden of solitude, under the burden of dissatisfaction". El amor está muy desprestigiado hoy en día. Ha pasado de moda, pertenece a un siglo que no es el nuestro. A la gente le preocupa más otras cosas como el éxito profesional. Y para mí, que me he quedado un poco colgado en el siglo XIX, tiene una importancia radical. He querido dejar constancia de que el amor, como dice Ginsberg, es el "peso del mundo". Mis canciones hablan de una vida cotidiana en la que el amor, de un modo u otro, siempre está presente.

Tienes hasta la valentía, el descaro y la gran capacidad irónica de titular un tema como Una Mierda de Canción. ¿Alguno de los 16 cortes que componen este nuevo largo se te resistió mucho tiempo, o el proceso de composición de los mismos fue fluido?
Algún estribillo, sí. El de Violines de Noche, por ejemplo. Canción de Guerra estuve a punto de tirarla a la basura hasta que decidí ponerla a medio tiempo. Y en cuanto a letras, quería hablar del amor, sin tapujos y sin disfraces, sin idealizaciones absurdas. Una vez que se aclararon las ideas en mi cabeza, todo fluyó.

Has contado con la colaboración de artistas, amigos y escuderos de lujo como Abraham Boba, Cecilio Santiago (Nudozurdo), Pau Roca (La Habitación Roja), Jesús Chumillas (Amigos Imaginarios), Pablo Magariños, Nahum García, Queyi y Diego Galaz (Mastretta). Un elenco de lujo para acometer este nuevo disco.
Pues eso. Son unos niños muy apañaos y eficientes en su trabajo. Me siento muy contento y formamos un buen equipo.

Se te sigue admirando y reconociendo, además de por tu carrera en solitario, por tu estancia en El Hombre Burbuja. ¿Cómo resumirías lo que fue tu experiencia con este grupo y, del mismo modo, cómo valoras lo que ha sido tu carrera en solitario hasta ahora?
Mis años con El Hombre Burbuja fueron muy gratificantes. Una experiencia esencial para mi formación como músico y pederasta. Pero con el tiempo todo cansa, los ánimos se merman, los caminos se bifurcan… Mi carrera en solitario ha sido muy voluble y de constantes altibajos, un trabajo duro que por fin empieza a dar frutos, y hoy puedo afirmar con rotunda aseveración que mi insolente concupiscencia se centra más en la obesidad mórbida que en las menores de edad. Ahora que ya he conocido el amor presagio para mi futuro canciones desempañadas que versarán sobre dos temas: comida y edificios.

¿Qué discos de los que has escuchado en las últimas semanas querrías recomendarnos? Del mismo modo, ¿qué grupos y artistas no pueden faltar en tu discoteca ideal?
He escuchado mucho el “Halcyon Digest”, último trabajo de Deerhunter. También me ha dejado completamente embrujado un descubrimiento que he hecho hace poco, un EP de una artista sevillana llamada Juana Pérez, cuya inteligencia e ingenio verbal resultan insultantes para el hombre medio, como yo. En mi discoteca ideal no podrían faltar discos de The Zombies, Love, Chet Baker, Erik Satie, Sergei Rajmáninov, Thelonious Monk…