Los Pedales: Días de lluvia, paseos al sol (por Charly Hernández)


¿Saben? El comienzo de un grupo suele tener varias caras: puede dar el pelotazo con un primer trabajo y continuar con su buen hacer (o no). Otros pasan de puntillas y explotan en trabajos siguientes, si es que hay suerte y talento. Y uno puede encontrarse con una forma de llevar la música y su encanto por ella, de tal manera que sólo el trabajo y la persistencia consiguen hacer florecer frutos futuros. Rodolfo y Gustavo Muñoz son dos románticos de los que ya no quedan. El folk-rock y el pop son la sabiduría sonora que se impregna en Nuevo Mundo, el primer trabajo de estos hermanos abulenses. Quédense con los auriculares puestos y presten atención a cada canción, pues los matices tan dispares que esconden en todas sus composiciones son dignas de mención. Como si de un vinilo algo desgastado de Ray LaMontagne se tratara dejándose escuchar al calor de una fuente luminiscente, Los Pedales se dejan caer por Orpheo para así deambular en el pasado, pisar fuerte en el presente y tener una firme perspectiva del futuro.

A pesar del lado artístico, la música tiene ese otro lado menos atractivo como es el negocio. ¿Qué os hace tiraros a esta piscina?
Gustavo: Principalmente ha sido por vocación. Cuando estás por casa y ensayas todos los días -como es nuestro caso- con un amigo, tienes la imperiosa necesidad de tener algo grabado en condiciones y no seguir con una maqueta y sus carencias de sonido. Siempre habíamos deseado grabar algo y dar ese paso, pero no eres consciente hasta que estás en el estudio y ves lo que eres capaz de desarrollar cuando te vuelcas plenamente en el proyecto.

¿Qué antecedentes artísticos había en vuestra familia?
Rodolfo: Que nosotros sepamos, ninguno. Pero tiene que haber algún gen para que a los dos nos haya gustado tanto la música y nos hayamos metido en esto.
Gustavo: Más bien es vocacional, aunque claro, yo soy más joven que Rodolfo y él me metió ese gusanillo. Entonces, yo ya mamé en casa esto de la música, en cierto modo. Que podía no haberlo elegido, pero cuando yo tenía ocho años ya sonaban The Beatles en casa, así que la tradición puede que comenzara con Rodolfo.

Hablamos de esos primeros discos… ¿Cuáles fueron los primeros acetatos que tuvisteis en las manos tras haberlos comprado?
Rodolfo: Bueno, en este caso fueron cintas y exactamente de The Beatles. El disco rojo y el disco azul El primero recopilaba los mejores temas que iban desde el año 62al 66 y el azul desde el 67 al 70. El segundo me parecía más serio, pero el primero también me flipaba con canciones como ‘Michelle’.
Gustavo: De The Beatles opino que empezaron a destacar ya en el Rubber Soul. ¡Claro! En los discos anteriores ya se veía por dónde iban a ir y todo lo que vendría después. Pero creo que Rubber Soul fue la confirmación, ahí ya se veía que John, Paul, George y Ringo no iban a ser unos músicos del montón. Pero volviendo al tema, diré cuál fue mi primer disco (risas). Fue Planeta Azul, de Super Skunk, grupo de Javi Rojas. Eran de Madrid. Entraron por un sello que montaron los de Dover, donde también estaba La Vacazul. Lo flipé en el instituto con ese disco.
Rodolfo: ¡Yo los vi!

Como buenos hermanos, ¿compartíais vuestras discografías cuando el número de discos iba creciendo de manera considerada?
Gustavo: Yo recuerdo que me grababa cintas de Los Enemigos y cosas así. Teníamos un amigo que nos hacía recopilaciones. También recuerdo las cintas de Stevie Ray Vaughan y los cuatro o cinco primeros discos de Ben Harper.
Rodolfo: Will to Live fue el primero que llegó a casa.

Gustavo, recuerdo que muchas veces has comentado que empezaste en la música por Josele Santiago.
Gustavo: Sí, por supuesto. Es que mi primer sentimiento fan -por así decirlo- fue con Los Enemigos. Pero en lo que ha empezar canciones se refiere, la culpa la tiene Ben Harper, porque era la demostración de que con tres acordes se podía hacer una canción alucinante. Parecía fácil, veías que con re y sol se podía hacer algo y probabas.
Rodolfo: Sí, las de Los Enemigos eran mucho más enrevesadas.

¿Teníais claro desde el principio cuales iban a ser vuestros roles dentro del grupo?
Rodolfo: Sí. Luego en el disco hay una producción un tanto caótica y quedó un poco locura. En principio iba a ser Gustavo quien iba a cantar todo y demás, pero al final –yo no sé por qué- decidió que cantáramos los dos.
Gustavo: Hace ocho o diez años el primero que empezó a cantar fue Rodolfo y yo al principio no cantaba nada. Luego me subí al carro de cantar y a partir de ahí nos hemos ido repartiendo las tareas a la hora de hacerlo. Es absurdo, nos gusta cantar a los dos y se puede hacer… y lo hacemos.

¿Es cierto que vuestro sonido se define mejor en el directo que en el disco?
Rodolfo: Totalmente. A ver, el disco está muy bien como está pero en los últimos detalles de la producción siempre te lo puedes llevar al pop o al rock… Personalmente pienso que quedó una producción plana, muy popera. Pero bueno, eso ya fue cosa del criterio del que lo hizo. Y en directo es donde se nos ve más a donde podemos llegar.

De cara al futuro y ya con la dirección clara, ¿qué tipo de producción necesitarían Los Pedales para un próximo trabajo?
Rodolfo: La producción tiene que ser muy real y mucho más espontánea. Mucho más cercana.

¿Grabar todo el conjunto en directo?
Rodolfo: Hay cosas que tenemos intención de grabarlas en directo. Pero es nuestra idea. Incluso para que sea más cercano, diría que casi tendría que tener alguna imperfección.
Gustavo: Eso no lo ves hasta que te metes a grabar. Si fuera posible grabar una acústica y una voz y que no dificulte a la hora de mezclar, si que nos gustaría.

Un poco de carraspera y la voz tal y como suena en ese momento.
Gustavo: Correcto. Si puede ser cantar la canción en una sola toma. Que tengas un fallo, pero que represente lo que suene en ese momento. Es lo que esperamos conseguir.
Rodolfo: Un poco como los discos de los sesenta o setenta de Janis Joplin o los primeros de Van Morrison que tienes esa sensación de que se les va el tiempo. Pero eso los hace más especiales, que suenen con ese directo.

Con la juventud que tenéis los dos, ¿os veis perdurando en esto?
Rodolfo: Eso no hay ni que pensarlo. La intención es que sí, pero es estar ahí, trabajando. ¿El objetivo final? Intentar vivir de ello. Como eso nunca va a estar claro ni tampoco seguro hay que intentar que el tiempo que estés, en el día a día, disfrutar lo máximo posible y hacerlo lo mejor que puedas.

Se dice que el dinero no da la felicidad pero también os daría un colchón para poder seguir trabajando y llegar a vivir de esto.
Gustavo: Claro, hablamos de la comodidad de levantarte para componer, escribir y volcarte en el proyecto. A día de hoy hay que compaginarlo y no se puede llevar al cien por cien.

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