Elk City+Wave: Triunfo ante lo desangelado

Lo primero que uno sentía al atravesar la puerta de la sala Rockstar de Bilbao era una cierta sensación de desasosiego. La gente de Wave, teloneros locales a última de Elk City tras la caída del cartel de los barceloneses Suite, desplegaban a las 21: 40 horas los últimos destellos de su repertorio, coronado por su tema más coreado, "Héroe", que seguramente encontrará su hueco en el álbum que Cris y compañía quieren grabar este verano, y que será el primer largo de una banda de rock setentero con pinceladas stoner.

Y es que, cosas de la puntualidad de una sala no muy enfocada a conciertos, la verdad, todo había comenzado a las 21: 00 horas, para que terminara cuanto antes. Por eso, algún despistado se echó las manos a la cabeza cuando, tras entrar a las 22: 30 horas, apenas disfrutó de cuatro canciones del grupo.

Tampoco ayudó la escasa asistencia a un bolo que se merecía más, mucho más. Cuando a las 22: 00 horas los estadounidenses Elk City salían al escenario, apenas 20 personas se arremolinaban en torno a él, y de ellos más de la mitad habían acudido a la llamada de Wave. Pena, penita, pena. Otra banda se hubiera dejado llevar por la situación y hubiera ofrecido un directo lánguido. Elk City, no. La banda encabezada por la vocalista Renée LoBue, bella y enigmática, mirada ausente y bailes pausados, arrancó con Los Cruzados, corte de su último largo, el primero editado en nuestro país de la mano de Astro, "New Believers" -ver entrevista en el último ORPHEO-. Jerks on Ice comenzó a caldear aún más el ambiente, mientras que Little Brother posibilitó la entrada de psicodélicos teclados. Silver Lawyers, a la manera de un vals, asoció la voz de Renée a la de la gran Chryssie Hynde y fomentó de nuevo hermosas melodías y atmósferas.

Llegados a este punto, la veintena de presentes ya estábamos absolutamente ganados. Pero aún quedaban siete cortes más por degustar, empezando por Still at Home, para continuar con Totally Free -una nueva oportunidad para que el ex-Luna Sean Eden nos dejara boquiabiertos con su manejo de las seis cuerdas en una pieza bella e hipnótica-, You Got Me, Wire Goats, finalizando con la entusiasta e increíble Cherries in the Snow y una apoteósica Three Ears.

Visto el percal, es plausible que, a pesar de la hora corta de actuación, la entrega fuera máxima, como lo agradecieron los escasos asistentes abalanzándose a la compra del último álbum de los americanos que, siendo bueno, es incluso superado por su directo. Lástima de la escasa respuesta, que esperemos que no imposibilite otra visita al botxo de una gran banda, sí señor.

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