Apoteosis Heroica (Heróes del Silencio en directo en La Romareda, 12-10-07)

¿Hay algún grupo español capaz de colocar más de 200.000 entradas para sólo 4 fechas en nuestro país? ¿Una banda capaz de apostar por una escenografía espectacular y de reminiscencias internacionales -con guiños a shows de U2, los Rolling, etc- y llenar el escenario, sin dejar que el escenario engulla al grupo? ¿Hay alguna formación patria que sea capaz de recitar 25 canciones en casi dos horas y media de bolo y, aún así, hacer que el respetable eche de menos un buen número de canciones? Durante diez años no ha existido un grupo así, hasta que Héroes del Silencio han decidido regresar para, con un broche de oro, poder poner, ahora sí, una gran despedida a una gran carrera.

El concierto del día grande del Pilar fue tan espectacular, o más, que el del miércoles. La puntualidad británica del combo para iniciar esta vez el espectáculo hizo que los nervios no fueran aún más in crescendo, aunque, dos horas antes del concierto, ya era imposible acercarse a la mitad del recinto y las gradas laterales estaban casi completas. Gente venida de todos los puntos de España, aunque Bunbury citara sólo a la gran colonia local, madrileña y mediterránea. Así, pudimos conversar con fans gallegos, asturianos y Baleares... ¡si hasta hubo amigos latinoamericanos! Y, por supuesto, con los colegas bilbaínos, que haberlos los hubo y en buen número, capaces de tragarse como servidor, su novia y dos buenos amigos una ida al mediodía y un regreso al amanecer (o bien directamente a la mañana, como la gente que volvió al botxo en el autobús de las 6: 15 horas. Los fans son los fans...)

El concierto, a pesar de que se anunciaba que iba a ser especial, no reportó grandes diferencias con la velada del día 10, salvo algún cambio puntual. Bunbury, por su parte, parece tener estudiadas las presentaciones de cada tema y apenas se aparta del guión (con las consabidas "¿no os vais a casa? Ah, que no tenéis casa", o "¿Qué podemos ofreceros para que os sintáis mejor"?), así que si lees la reseña del bolo del miércoles, podrás acerté una idea de lo que sonó ayer viernes... pero no de cómo sonó.

El sonido, potente y que cubrió perfectamente todo el estadio, hizo que apenas se notasen los problemas vocales de un Bunbury griposo que pidió permiso al público para descansar cinco minutos y poder continuar el recital en condiciones, ante la ovación de los casi 40.000 entregados presentes. Y, pese a lo que diga algún medio malintencionadamente, nadie se temió una "espantada". Y no lo hizo porque Enrique transmite perfectamente su satisfacción en cada concierto, su entrega y pasión por la causa. Más histriónico que nunca, si es posible, no duda en alzar los brazos de manera triunfante en algunos temas, ante los gritos de "Héroes, Héroes", sabedor de que esta gira le hace aún más grande. Como a Valdivia, cuyos punteos siguen transmitiendo la magia de antaño, a Joaquín, más de la mitad del concierto con una sonrisa pegada en su rostro, y Pedro, anoche sí, feliz y menos tenso que el miércoles.

Dice Bunbury en el libro recién publicado de Pep Blay que llegó un momento en el que le era difícil aguantar que en cada entrevista le preguntaran que cuándo iban a regresar los Héroes. Y entiendo lo complicado de sobrellevar esa situación, pero también soy consciente de la necesidad de tener a un grupo de referencia en el rock nacional como fueron, y son, ellos. Su despedida fue tan abrupta que apenas dio tiempo a reaccionar ante ella. Ahora, está siendo tan dulce que, aunque les seguiremos añorando tras su adiós en Cheste, ya podremos decir: ahora sí que es una bella despedida. Y, parafraseando a Bunbury, desearles que les siga yendo bien bonito en aquellos proyectos nuevos que decidan hacer.

PD: Si de aquí a un tiempo existe la posibilidad de hacer una nueva gira (ojalá), sólo una petición al grupo, de parte de todos aquellos que no medimos 1, 90 cms, y es que, a ser posible, sitúen un unas pantallas grandes aún más amplias que las de este tour, y a una mayor altura. Ayer, a pie de campo, era imposible divisar al grupo desde la mitad del recinto, salvo en el tramo del escenario pequeño, entre tanto brazo levantado, cámara y alguna que otra cabeza más voluminosa de lo habitual.

Comentarios